Fue un viaje corto, pero divertido. Salimos de Madrid en avión a las diez de la noche y llegamos a Lanzarote aproximadamente a las doce. Recogimos las maletas y nos fuimos al hotel.
A la mañana siguiente nos dispusimos a conocer la isla. Subimos a la Gruta de los Verdes, que es una cueva de unos dos Kms. de largo; se formó gracias a la lava que discurría por la tierra y las cavidades se formaron por la presencia de oxígeno; esta gruta la descubrieron unos pastores que se refugiaban allí cuando había tormentas.
Antiguamente la cueva fue utilizada por la población local para refugiarse de los ataques de corsarios berberiscos que periódicamente asolaban la isla, recibiendo el nombre de Cueva de los Verdes, porque la familia Verdes era la propietaria de las tierras en las que se encuentra la cueva.
Estuvimos también en muchas playas.Cogimos un barco en el que visitamos la isla de la Graciosa, pues esta isla sólo puede visitarse desde el mar.
Lanzarote es una isla con ambiente marítimo y montañoso, aunque la mayor parte de las montañas son terreno volcánico.
El parque natural de Timanfaya es otra de las maravillas de la isla, pues en él hay geisers, orificios que bajan a mucha profundidad y donde la temperatura es altísima; los guías del parque echaban cubos de agua que al entrar en contacto con la elevada temperatura de la tierra salía hacia arriba con mucha fuerza y era un espectáculo verlo. El Timanfaya es muy grande, sin árboles, ni vegetación alguna, sólo lava solidificada.
Y así acabó mi viaje por Lanzarote; esto fue hace algún tiempo y espero volver algún día para disfrutar del mar, las grutas, los geisers y la montaña.
José Manuel, 2ºF