Después de leer la emotiva carta que Ruth ha escrito en el blog, he sentido la necesidad de dirigirme también a vosotros. Es verdad que llevamos cuatro años juntos, viéndonos todos los días, pero nuestro quehacer docente y los horarios lectivos nos nos permiten siempre sincerarnos y transmitir todo lo que deseamos. En primer lugar me gustaría comentaros los rápido que han pasado estos años y lo mayores que os habéis hecho en tan poco tiempo. Os recuerdo en vuestra clase de 1ºA, charlatanes, inquietos, alegres y con muchas ganas de aprender. Entonces era Alex nuestro lector y siempre iba contento a vuestras clases. En aquella época no teníais sentido del ridículo y no os importaba disfrazaros en clase ( trick or treat? ), representar papeles imaginarios, salir voluntarios... Seguisteis siendo charlatanes en 2º y 3º, pero continuabais con vuestro entusiasmo e interés. Tuvisteis otros lectores: Oliver, Nicole y os ibais haciendo mayores y , como sin quererlo, de repente ya estáis en 4º, dándole vueltas a qué asignaturas cogeréis en Bachillerato. A lo largo de estos años habéis hecho cantidad de cosas: asignaturas en inglés y en español trabajos, projects, artículos para la revista del centro, excursiones, intercambios, cosas que llenarán vuestra tarjeta de presentación académica. Pero también habéis aprendido otras cosas no menos importantes como: saber pensar, ser autónomos, ser responsables, ser solidarios, saber convivir, saber ceder, conocer y tener la mente abierta a otras culturas y formas de ver la vida, tener confianza en vosotros mismos, y todo ello formará parte de vuestra tarjeta de presentación personal. Creo que los profesores que os hemos acompañado en esta andadura hemos puesto nuestro granito de arena en esa labor y me encanta que haya alumnos como Ruth que lo sepan agradecer abierta y públicamente. Y también sé que , detrás de sus palabras, está la opinión generalizada del grupo porque, como ella dice, siempre habéis sido una “piña”. Hoy en día la figura del profesor está muy vilipendiada, recibimos críticas de todos los frentes y nuestra tarea se nos hace “cuesta arriba” con más frecuencia de la que deseáramos. Por eso, cuando nos encontramos con grupos de alumnos como vosotros, nos sentimos realizados. Sentimos que nuestro esfuerzo merece la pena. Nosotros también hemos aprendido de vosotros muchas cosas, nos habéis motivado para prepararnos mejor, para hacer nuestras clases más interesantes, para mejorar nuestros conocimientos y nuestras prácticas docentes y , lo más importante, nos habéis transmitido ilusión, ilusión por la enseñanza, ilusión por llegar al instituto y trabajar con vosotros, ilusión por ver cómo vais madurando con nuestra ayuda. Como bien dice Ruth, la vida está llena de despedidas y saludos y “madurar” significa aceptar todo ello de manera natural y positiva. Terminaremos este curso y comenzaremos otro nuevo y conoceremos a otras personas que seguirán llenando nuestra vida y aprenderemos nuevas cosas y seremos fuertes si seguimos manteniendo esa ilusión. La misma ilusión que han tenido vuestros padres, que han sido colaboradores activos a lo largo de estos cuatro años y a los que , desde aquí , quiero agradecerles su apoyo. Y me despido de vosotros pero, para no perder la costumbre, lo haré en inglés. “Life is too short to wake up in the morning with regrets, so love the people who treat you well, forget about the ones who don't, and believe that everything happens for a reason. If you get a chance, take it. If it changes your life, let it. Nobody said life would be easy, they just promised it would be worth it ! “ Un abrazo muy fuerte para Cristina, Clara, Mª Cruz, Miriam A. , Miriam P. , Regina, Ruth, Irene, María P. , Sara , María G. , Rubén, Pablo, Carlos B. , Alberto, Sergio, Ricardo , Carlos T. y para Álvaro, Paula, Elena y Adrián que también formaron parte de este proyecto. Vuestra tutora
sábado, 26 de marzo de 2011
lunes, 14 de marzo de 2011
Recuerdos, lágrimas y una despedida
Se acaba. Aunque parezca tan imposible, esta clase se separa en pocos meses. Han sido más de tres años creciendo y aprendiendo juntos, más de tres años de amistades, secretos y cotilleos compartidos, con malos y buenos momentos.
En muchas ocasiones hemos sido la desesperación de nuestros profesores, pero en el fondo se nos echará de menos como grupo, con nuestras dispares opiniones y nuestra determinación para lograr lo que nos parecía justo.
Al principio, cuando llegamos a nuestra clase de 1º A, la primera aula del pasillo de los novatos, estábamos todos temblando. ¿Cómo serán los demás? ¿Y los profesores? ¿Con quién me sentaré? Eran las típicas preguntas de los pequeñajos que éramos por entonces. Había gente que se conocía del colegio, pero otros nos adentrábamos en un mundo desconocido por completo. Gente nueva, lugares nuevos, todo por descubrir. Personalmente, yo estaba muerta de miedo.
Había varios grupos: los chicos, las chicas de ciudad y las chicas de pueblo. Algunos estábamos a medias de unos y otros, pero poco a poco encontramos nuestro huequito. Aunque, la verdad, para las cosas que importan, a pesar de nuestras diferencias, solemos uniros para lograr lo que sea. ¿La unión hace la fuerza, no?
Una de las mejores cosas de nuestro camino, serán los amigos que nos queden, que ojalá sean para siempre. Ha habido momentos como el intercambio que hicimos a Gales, que siempre estará en nuestra memoria con un tono agridulce. No estuvimos todos, pero disfrutamos del viaje y se afianzaron nuestras amistades. Aunque esto hará que recordemos con nostalgia tiempos que no volverán.
Cuando se acabe este curso, muchos nos separaremos, nos mezclaremos con otras personas. Por fortuna, aún nos queda el viaje a Londres, una despedida a lo grande de lo que estos cuatro años han significado para nosotros, formando parte del primer bilingüe de la Laboral, excavando el camino para los que vienen y vendrán detrás. Pero a la vuelta, habrá muchas lágrimas, muchos abrazos y caras tristes, porque aunque sigamos aquí, incluso con algunos de nuestros compañeros en bachillerato, lloraremos por el conjunto, el grupo, la piña que hemos formado con más o menos esfuerzo. La piña se rompe, queramos o no. Sólo Peter Pan no crecía y nosotros no somos él. Será un paso grande, doloroso pero necesario para madurar y aprender que todo se acaba, antes o después. Sólo es un preámbulo de las muchas despedidas que nos quedan por vivir. Es simplemente hacer hueco a nuevas experiencias, nuevas compañías y nuevos recuerdos. No nos podemos estancar, por mucho que nos cueste.
Mientras tanto, queda disfrutar del tiempo que nos queda por estar juntos. Y sin olvidarnos de nuestras tres profesoras, que nos han acompañado desde que entramos agarrados a nuestras mochilas con el temor en los ojos. Gracias a ellas, ahora salimos por la misma puerta de aquel lejano día con la mirada más sabia o, por lo menos, más experimentada, con la frente alta, demostrando al mundo en quienes nos hemos convertido. Me gustaría que esto sonase más a un “hasta pronto”, pero en el fondo sabemos que en muchas ocasiones, será un “adiós”, tan amargo como la misma palabra.
Para la clase de 4º A y nuestras profesoras: Inmaculada, Mercedes y Juliana.
Ruth, 4ºA
En muchas ocasiones hemos sido la desesperación de nuestros profesores, pero en el fondo se nos echará de menos como grupo, con nuestras dispares opiniones y nuestra determinación para lograr lo que nos parecía justo.
Al principio, cuando llegamos a nuestra clase de 1º A, la primera aula del pasillo de los novatos, estábamos todos temblando. ¿Cómo serán los demás? ¿Y los profesores? ¿Con quién me sentaré? Eran las típicas preguntas de los pequeñajos que éramos por entonces. Había gente que se conocía del colegio, pero otros nos adentrábamos en un mundo desconocido por completo. Gente nueva, lugares nuevos, todo por descubrir. Personalmente, yo estaba muerta de miedo.
Había varios grupos: los chicos, las chicas de ciudad y las chicas de pueblo. Algunos estábamos a medias de unos y otros, pero poco a poco encontramos nuestro huequito. Aunque, la verdad, para las cosas que importan, a pesar de nuestras diferencias, solemos uniros para lograr lo que sea. ¿La unión hace la fuerza, no?
Una de las mejores cosas de nuestro camino, serán los amigos que nos queden, que ojalá sean para siempre. Ha habido momentos como el intercambio que hicimos a Gales, que siempre estará en nuestra memoria con un tono agridulce. No estuvimos todos, pero disfrutamos del viaje y se afianzaron nuestras amistades. Aunque esto hará que recordemos con nostalgia tiempos que no volverán.
Cuando se acabe este curso, muchos nos separaremos, nos mezclaremos con otras personas. Por fortuna, aún nos queda el viaje a Londres, una despedida a lo grande de lo que estos cuatro años han significado para nosotros, formando parte del primer bilingüe de la Laboral, excavando el camino para los que vienen y vendrán detrás. Pero a la vuelta, habrá muchas lágrimas, muchos abrazos y caras tristes, porque aunque sigamos aquí, incluso con algunos de nuestros compañeros en bachillerato, lloraremos por el conjunto, el grupo, la piña que hemos formado con más o menos esfuerzo. La piña se rompe, queramos o no. Sólo Peter Pan no crecía y nosotros no somos él. Será un paso grande, doloroso pero necesario para madurar y aprender que todo se acaba, antes o después. Sólo es un preámbulo de las muchas despedidas que nos quedan por vivir. Es simplemente hacer hueco a nuevas experiencias, nuevas compañías y nuevos recuerdos. No nos podemos estancar, por mucho que nos cueste.
Mientras tanto, queda disfrutar del tiempo que nos queda por estar juntos. Y sin olvidarnos de nuestras tres profesoras, que nos han acompañado desde que entramos agarrados a nuestras mochilas con el temor en los ojos. Gracias a ellas, ahora salimos por la misma puerta de aquel lejano día con la mirada más sabia o, por lo menos, más experimentada, con la frente alta, demostrando al mundo en quienes nos hemos convertido. Me gustaría que esto sonase más a un “hasta pronto”, pero en el fondo sabemos que en muchas ocasiones, será un “adiós”, tan amargo como la misma palabra.
Para la clase de 4º A y nuestras profesoras: Inmaculada, Mercedes y Juliana.
Ruth, 4ºA
viernes, 4 de marzo de 2011
La avaricia rompe el saco
Era un mendigo que lo único que poseía era un saco. Un día se encontró con la Fortuna. Esta le ofreció unas monedas para que las guardara en su saco.
La Fortuna le dijo que cogiera las que quisiera, pero que tuviera cuidado, porque las monedas que cayeran al suelo se convertirían en polvo. El mendigo llenó el saco de oro. La Fortuna le dijo que con lo que tenía era ya un hombre rico,pero el mendigo quería más y el saco se rompió.Todas las monedas cayeron al suelo y se convirtieron en polvo. La Fortuna desapareció y el mendigo fue mas pobre aún, ya que se quedó sin las monedas y sin su saco. Así que LA AVARICIA ROMPE EL SACO .
2º E.S.O.C
miércoles, 2 de marzo de 2011
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